Cambia el bullicio de los rascacielos de Cabo por calles empedradas y sentirás cómo el ritmo se vuelve lento en cuanto entras a Todos Santos. Oficialmente nombrado Pueblo Mágico, este enclave del Pacífico mezcla fachadas coloniales con un ambiente artístico libre; más de una docena de galerías bordean su compacto centro histórico.
El punto focal del pueblo, una misión histórica del siglo XVIII, se levanta frente al océano desde 1723, mientras estudios llenos de color, puestos de tacos y el legendario Hotel California se agrupan alrededor de la plaza.
Como todo queda a unos cuantos pasos bajo la sombra de los árboles, puedes saborear el ritmo bohemio del pueblo y aun así estar de regreso en Cabo para la hora de la cena. Los siguientes cinco consejos abarcan desde el mejor momento para manejar la costa hasta cómo encontrar el almuerzo más fresco de la granja a la mesa, surfear una rompiente amigable y comprar de forma sostenible.
Consejo 1 – Empieza tu día con carretera vacía y vistas al mar
Sal de Cabo al amanecer—las 7 a. m. es ideal—y tendrás el desierto prácticamente para ti. El trayecto por la Carretera 19 dura alrededor de una hora, con cactus de un lado y el Pacífico del otro. Si planeas parar más tarde en la playa, renta una SUV; los caminos a Cerritos o Punta Lobos son de terracería y bastante rudos.
El estacionamiento en el centro es gratuito, pero se llena rápido; llegar temprano te asegura lugar y la posibilidad de recorrer todo a pie—el centro colonial es lo bastante pequeño para cruzarse en minutos.
¿No quieres lidiar con el volante ni con la renta del auto? Un tour guiado de un día se encarga de la navegación y el estacionamiento mientras disfrutas del paisaje costero.
Consejo 2 – Piérdete entre los colores y la cultura del centro de Todos Santos
Comienza en la Misión Nuestra Señora del Pilar, la iglesia de 1723 cuya fachada brilla con la brisa del Pacífico. A unos pasos, la Plaza Centro acoge a niños correteando palomas y adultos mayores compartiendo anécdotas. A dos cuadras, el Hotel California atrae con sus muros escarlata y margaritas bien frías—solo no esperes una historia de los Eagles.
Las calles empedradas llevan al distrito artístico, donde la bugambilia enmarca talleres encalados. En La Sonrisa De La Muerte verás calaveras florales y textiles tejidos; Galería Todos Santos presume esculturas de bronce y sombra refrescante. Los tragaluces de Charles Stewart Gallery revelan cada pincelada de la paleta bajacaliforniana.
El tour Mágico Todos Santos recorre los puntos clave con datos locales incluidos. Los artistas suelen recibir preguntas con gusto, y las caminatas guiadas aportan contexto sin ralentizarte. Lleva sombrero de ala ancha y date tiempo—los colores mejoran cuando el sol baja.

Consejo 3 – Come lo que crece a unos pasos de tu mesa
Cuando el calor del mediodía cae sobre la plaza, sube la colina hasta JAZAMANGO. El chef Javier Plascencia cultiva gran parte del menú a metros de las mesas, así que la tostada de pescado o la calabaza al horno que pidas probablemente fue cosechada esa misma mañana. Las mesas se acomodan entre hierbas y frutales, y la cocina abierta permite ver cómo las tortillas se inflan sobre brasas de mezquite.
Para tu dosis de cafeína, pide un pour-over en La Esquina. Sus baristas tuestan granos bajacalifornianos en casa y el patio sombreado es refugio perfecto ante el sol del desierto con su cold brew artesanal.
La cocina bajacaliforniana gira en torno a lo que el mar y los ranchos cercanos proveen—ceviche de jurel, verduras con chiltepín y queso de cabra ácido de rebaños locales. Gran parte del marisco viene del Mar de Cortés, cuyas aguas ricas en nutrientes dan carácter a la región.
Algunos restaurantes cierran un rato por la tarde, otros se mantienen abiertos; revisa horarios y carga siempre tu botella reutilizable.
Si se antoja algo dulce, Nevería Rocco o Paletería La Paloma convierten fruta local en brillantes paletas heladas. Los grupos en tour suelen reservar mesa con antelación, lo que te permite quedarte bajo los mangos en lugar de preocuparte por el reloj.
Consejo 4 – ¿Olas suaves o luz dorada? Mejor las dos
Las olas del Pacífico llegan a Playa Cerritos con la suavidad ideal para que aprender a surfear se sienta más como una plática que como una batalla. Aquí la rompiente crece gradualmente sobre arena, dando margen para corregir errores.
Diez minutos al norte, Punta Lobos cuenta otra historia. Las pangas pesqueras arriban cada tarde mientras pelícanos se lanzan por los restos de la pesca. El sendero rocoso sobre la cala revela atardeceres que pintan de rosa y oro la Sierra de la Laguna. Allí los fotógrafos capturan la belleza cruda de Baja, pero para nadar quédate en Cerritos—las corrientes en otros puntos exigen respeto.
Empaca ropa que te proteja del sol: rash guard de manga larga, sombrero amplio y toalla de secado rápido funcionan mejor que cualquier bloqueador a esta latitud. Los viajes organizados resuelven la logística—transporte, tablas soft-top y reportes de oleaje—dejándote libre para brindar por la luz que se va en The Green Room.
Consejo 5 – Tesoros artesanales que apoyan a la comunidad
La Calle Centenario vibra con negocios locales expertos en su oficio—cobijas tejidas en telar, tazas de Talavera aún tibias del horno, filigrana de plata que imita las olas del Pacífico. Muchos de estos comercios participan en la iniciativa Zero Waste del pueblo, que ha desviado 60 % de los residuos orgánicos de los basureros e instalado estaciones de recarga de agua en todo el centro.
Empieza en Bésame Mucho, donde lo vintage se encuentra con el lujo—serapes bordados comparten estante con vinilos cubanos retro. Unos metros más adelante, Nomad Chic selecciona linos frescos y sombreros tejidos perfectos para el sol. Zócalo ofrece joyería de origen ético y dona parte de cada venta a causas bajacalifornianas.
Los puestos pequeños prefieren pesos sueltos, así que lleva monedas para transacciones rápidas. Las boutiques grandes aceptan tarjetas sin problema. El regateo se vale si es respetuoso—una sonrisa y una contraoferta razonable bastan. Si te enamoras de un tapete oaxaqueño gigante, la mayoría de las tiendas envía a domicilio, y los tours resguardan tus compras mientras sigues explorando.
Extra – Sí, puedes montar un camello a orillas del mar
El vaivén suave de un camello marca un ritmo inesperado mientras cruzas dunas blanqueadas por el sol rumbo al Pacífico. La silla elevada regala una vista privilegiada: colinas de cactus a un lado, océano infinito al otro. Los niños se acomodan seguros frente a la joroba mientras los padres capturan el momento, y los guías comparten datos sobre plantas desérticas que sobreviven casi solo con la bruma marina.

Los grupos pequeños aseguran tiempo de sobra con estos animales tranquilos, cuyo paso pausado calma incluso a los primerizos. La experiencia funciona de maravilla para familias; los “gigantes gentiles” parecen entender su valiosa carga. Muchos paquetes combinan este paseo en camello con tiempo libre en el pueblo, evitando reservas separadas.
Para quien busca simplificar el día, el tour Camel ATV Ecofarm es una excelente opción. Incluye la experiencia con camellos, una emocionante ruta en ATV por el desierto y un almuerzo de la granja a la mesa—ideal para no preocuparse por organizar actividades y comida por separado.
Empaca un rash guard de manga larga, zapatos cerrados y una cámara compacta. La luz sobre la arena se vuelve dorada al atardecer, creando siluetas dramáticas mientras las sombras de los camellos se alargan—una de las postales más impactantes de Baja.
¿Por qué reservar un tour guiado a Todos Santos?
La Carretera 19 es una belleza, pero una hora de curvas desérticas seguida de la búsqueda de estacionamiento puede agotar tu mañana. En un tour guiado descansas en una van con aire acondicionado mientras alguien más se encarga del volante, las casetas y los huecos reducidos junto a la plaza.
Ya en el pueblo, un guía bilingüe convierte los puntos de referencia en relatos. Descubrirás por qué la misión de 1733 impulsó el comercio regional y luego te llevará detrás de la iglesia a encontrar la piedra solar que muchos visitantes pasan por alto. Con horarios planeados, tu mesa te espera a la hora de la comida, ahorrándote la carrera de reservar a última hora.
Los grupos reducidos mantienen el ritmo ágil: visitas a la misión y al distrito artístico son habituales, y algunos tours se pueden personalizar con degustaciones o playas cercanas; eso sí, los itinerarios estándar no siempre incluyen cada parada aquí descrita ni terminan en el acantilado de Punta Lobos al atardecer. Cabo Adventures reúne transporte, equipo y conocimiento local para que solo lleves ropa que te proteja del sol, pesos para recuerdos y la disposición de dejar que Todos Santos te sorprenda.







